Vidas desafortunadas, y un poema
'Desde que te vi.
Desde que este sentimiento nació, te he querido cuidar.
Especialmente por todo lo bello que me has mostrado, como tu resplandeciente sonrisa y hermosos ojos.
Tus bailes raros en clase también eran increíbles, no importaba si me encontraba triste, decaído e infeliz con mi destino, tú siempre iluminabas mi camino.
Me lamento mucho haber pensado, en esos tiempos en el que me hundía en mis penas y creía que tenía un mar de problemas y sufrimientos; que tu vida era mejor que la mía.
Me lamento mucho por haberlo pensado.
Pero gracias a que pude ver tu pasado, supe en carne propia sobre las experiencias dolorosas.
Todo tu sufrimiento y angustias que has tenido que soportar, ahora cargo con la mitad de ellas.
Por esa razón he decidido cuidarte, ser tu protector.
Para que nunca más vuelvas a pasar por eso, desde ahora y siempre.
Estaré ahí para defenderte'
-Poema a una musa desafortunada-
***
Habiendo terminado, con mucha dificultad por su tartamudeo; el poema que le compuso a María, Leo se tomó un tiempo para calmar su respiración, luego miró por el rabillo de su ojo derecho a la musa de su inspiración, y dijo.
---Y ¿Qué te pareció?
Obviamente no hubo no respuesta.
---Sí, sí, sé que todavía soy un aficionado, ni siquiera rima... ¿Qué? ¿Te pareció muy lindo? Vamos, no me mientas, si me adulas demasiado posiblemente me lo crea ¿No es ninguna mentira? Jajaja, que te puedo decir.
Algo avergonzado leo continuó.
---Muchas gracias, prometo dedicarte un montón de poesía.
Con un tono de voz bajo, como si evitara que la gente de los alrededores, y su musa misma; escuche, Leo dijo.
---Solo para ti.
Después de un breve silencio, Leo por fin se dio cuenta de la hora.
Sus ojos se abrieron ampliamente al observaba el enorme reloj de la Parroquia del Sagrario.
--- ¡Son las 11 y 30! ¿¡En que momento sonó la campana!? ¡Mejor dicho! ¿¡Acaso se escuchó!?
En todo el tiempo que Leo había estado en su monologo desde que llegó a sentarse en la banca y entrelazar su mano con la de María, han transcurrido casi cinco horas, y en todo este tiempo el sonido de la campana, que debería haber aparecido cada vez que marcaba la hora; nunca llegó.
Justamente desde ayer en la noche la campana había dejado de funcionar, lo más probable es que entre hoy en la tarde o mañana en la mañana, se acerquen los técnicos a repararla.
Pero esto no lo sabía Leo, por esa razón se mantuvo en su monologo todo este tiempo sin preocuparse de la hora.
--- ¡Lo siento me tengo que ir!
Leo soltó la mano de María y se puso de pie.
---Posiblemente me castiguen hoy, así que vendré mañana.
Se despidió con su mano izquierda y dijo antes de marcharse.
---Cuídate, no hagas nada peligroso.
[Sé que con esa regeneración mi preocupación es absurda, pero...]
Con este último pensamiento Leo corrió con todas su fuerzas hacia su casa.
-No se recomienda correr cuando estas preocupado y mucho menos si la luz del semáforo para los autos este en verde-
Leonardo llegó a su casa con un enorme susto, casi lo atropellan un par de autos, más bien, un joven con bicicleta paso por su lado, tan cerca que el freno se enganchó de su polo favorito, es obvio que ocurrió un accidente.
Solo para resumir, la bicicleta al engancharse se dio media vuelta junto con el joven desconocido, y Leo solo resultó algo triste por su polo.
El sonido del timbre se esparció por todo el departamento.
<Segundo piso, habitación 25>
El cansancio de haber corrido todo el camino desde plaza de armas hasta su casa y el estrés por arriesgar su vida tantas veces en unos minutos, se acumularon en sus hombros, su cuerpo pesaba más de lo normal y su respiración se calmaba, y posiblemente no se calme, después de todo, salió en la mañana con el pretexto de ir a correr un rato, nunca dijo que se iría por cinco horas.
[Definitivamente madre debe estar muy, pero muy molesta...]
Angelina de la Cruz es una mujer amable, pero eso no significa que no es estricta, si su hijo quiere salir no se lo negara, como madre que confía en su hijo no lo haría, aunque si tal hijo del que tanto confía no llega a una determinada hora... su preocupación se verá reflejado en los ojos de su hijo como enojo.
--- ¿¡Que pasó, te acordaste que tienes casa!?
Angelina abrió la puerta como si tratara de romperla.
Los ojos de Leo casi se le salen sus cuencas del miedo, se postro sobre el piso y dijo.
---Lo lamento mucho, es que yo—
Antes que pudiera disculparse su madre lo interrumpió.
---*Snif* * Snif* Este aroma... es el de una chica.
[Madre, dabas tanto miedo hace unos segundos, ¿Por qué de repente te comportas como un sabueso?]
---Has estado con una jovencita *Snif* *Snif* de unos 16 años, ¿hum? Pronto cumplirá 17, oooh. *Snif* *Snif* Largo cabello negro, sedoso y bien cuidado.
La madre se cruzó de brazos y asintió.
---Me agrada.
--- ¿¡Como supiste todo eso!?
---Que te puedo decir, las madres tenemos un sexto sentido para estas cosas.
Angelina dijo eso mientras incitaba a su hijo a pasar.
Leo entró mientras entrecerraba sus ojos.
---Ho, ho, ho.
--- ¿Qué es tan gracioso?
---Nada~
[Vamos, si quiera actúa como una madre normal hasta el último. Regáñame... ¡Más bien! ¡Primero dime como supiste todo eso! ¿Me habrá seguido? Hm... no lo creo, la casa está muy limpia como para que se tomara el tiempo de salir. Entonces, ¿Sera que a adivinado y solo lo estoy pensando mucho?]
Para cuando salió de su tren de pensamiento, Leo ya se encontraba sentado frente a la mesa.
---No lo pienses mucho o te explotara el cerebro. Desde ayer pareces muy fatigado, como si el secreto del universo se te hubiera sido revelado.
[¿¡Que!?]
---De nuevo pones esa expresión. Hijo, sé que eres muy inteligente, pero si dejas que todo mundo pueda saber lo que piensas, serás víctima de estafadores en el futuro.
De solo pensar sobre el futuro de su hijo, la expresión de Angelina se oscureció un poco, aunque como Leo estuvo observando el techo pensativo, no pudo darse cuenta.
---Si realmente quieres saber, es porque yo también pasé por un momento como ese.
Angelina terminó de servir la comida en los platos y se dirigió a la mesa.
--- Cuando me dijiste que eras mitad ángel caído, pensé que te estabas volviendo loco, pero luego me mostraste esas enormes alas negras... eso sí que me sorprendió.
Colocó los platos sobre la mesa, uno para su hijo y el otro para ella.
---Y luego está cuando tu padre reveló varias cosas sobre los ángeles y demonios.
Sonrió forzadamente.
---Hasta ahora no me puedo creer que mi cuñado sea el mismo que mencionan en la biblia, como no lo conozco no puedo decir si realmente es bueno o malo.
En esta ocasión cerró sus ojos y levantó su dedo índice a la altura de su hombro.
---Tu padre lo respeta y todo, pero para juzgar uno definitivamente debe conocer a la persona.
Bajó su mano con dirección a la cesta para cubiertos, de donde se llevó un tenedor. Leo también hizo la misma acción.
---Madre, dime, ¿Cómo supiste tan rápido de ella?
--- ¿Sigues con eso, pensé que ya te habías dado cuenta?
--- ...
Angelina apunto hacia el hombro derecho de Leo.
--- ¿...Un cabello?
---Dejando aún lado el aroma, lo cual solo fue una broma de mi parte, fue por ese solo cabello que supe que era una señorita de tu edad.
--- ¿¡Solo por eso!?
---Ho, ho, ho, no me subestimes hijo mío, recuerda que tu inteligencia también la sacaste a mí.
---... ¿Y lo de que ella iba a cumplir 17?
---Ayer en la noche te escuché susurrar un montón de incoherencias, aunque después de tanto escuchar, noté que eran poemas. "Poemas". "A una chica". Posiblemente de tu edad. Además que mencionaste que pronto era su cumpleaños. Vez, todo conecta.
La expresión de Leo ahora es como la de alguien que ha subestimado mucho a su enemigo.
---Que miedo. En serio madre, das miedo en ocasiones. ¿No has pensado en ser detective?
La madre, quien se llevaba la comida a la boca, se detuvo.
--- ¿Eso piensas?
Dijo eso y siguió comiendo. Leo solo asintió mientras también comía.
[El estofado de pollo de hoy está bueno...] Pensó Leonardo.
---Tal vez no me creas, pero cuando era joven, junto a mi mejor amiga de la secundaria, nos dedicábamos a resolver pequeños crímenes, como por ejemplo.
Angelina dejó de comer para extender sus manos al aire, como si estuviera proyectando los recuerdos del pasado.
---Una vez le robaron un celular a una compañera, aún estábamos dentro del colegio así que obviamente el alumno-criminal debía estar dentro de las instalaciones, puesto que todavía faltaban quince minutos para la salida.
Leo siguió comiendo mientras prestaba atención.
---Para empezar el robo debió darse cuando salimos hacer educación física, como nuestra compañera no revisó sus pertenencias hasta quince minutos antes que terminen las clases, esto dejo como sospechoso aún solo aula, los del tercer año, quienes justamente tenían una ventana con dirección a unos arbustos fuera de las instalaciones de la escuela.
Angelina se alegró tanto de repente, que recogió su tenedor y comió lo que sobraba de su plato a una velocidad que no te sorprendería que se atorase.
---¡¡uuuf, que emoción recordar esos tiempo!!
Levantó su puño izquierdo al aire.
--- ¡Elizabeth y yo fuimos imparables en esa época!
---...
---Bueno, aunque esos días se terminaron en la promoción, donde cada una siguió su propio camino, yo empecé a trabajar para ahorrar e ir a la universidad, pero antes de lograr mi meta conocí a tu padre, ho, ho, ho.
[Madre parece molesta por algo]
---De lo único que supe de mi mejor amiga es que también se casó, pero antes de eso llegó convertirse en detective. Kyaaa~ de seguro es una espléndida detective, ahora mismo debe estar aplastando el crimen en las calles~.
[Ahora está alegre, ¿¡Cómo es que cambia tan rápido de ánimo!?]
---Justicia ven a mí~
[Me rindo]
---Por cierto, hoy estas castigado.
Leo dejó la última cucharada de comida a la altura de su pecho... bajó sus hombros y suspiró.
---Lo sabía.
La tarde continuó con normalidad.
***
A la mañana siguiente Leo volvió a salir de casa, solo que en esta ocasión prometió ser más responsable con respecto a la hora, por esa razón, para no ir y volver en cada rato, se le dio permiso después del desayuno para que le diera tiempo de volver para el almuerzo y ya en la tarde pueda hacer sus propias cosas.
---Hola, ¿Cómo estás? ¿Tuviste algunos problemas?
Leo llegó a una hora distinta que la de ayer, pero pensó que eso no importaría, por eso solo saludó de forma casual y se sentó al lado izquierdo de María, a quien tomó de la mano.
[Sentí un leve apretón... ¿Se habrá molestado por que llegué tarde?]
---Lamento la demora, es solo que tuve algunos percances, ¿Te preocupaste?
[Va-vaya... su ritmo cardiaco se aceleró por unos segundos. Esto me está dando vergüenza]
Con una voz temblorosa Leo comenzó hablar.
---Bu-Bueno y que tal si comenzamos.
Con una sonrisa que alejaría hasta las profundas sombras.
---Compuse un par poemas para el día de hoy, quieres escuchar.
[A partir de hoy se pondrá difícil...]
Lo que Leo estaba por hacer era abrirse paso entre la oscuridad que rodea el alma de María con algunos recuerdos del pasado.
***
Sentada en uno de los bancos cerca a la pila de agua en la gran plaza de armas, se encontraba una persona desconocida, su rostro era cubierto por la capucha de su polera, así que no había como saber si era hombre o mujer, tal vez podrías descubrirlo si te acercaras a hablarle, pero parece que nadie le presta atención, como si no existiera.
Su polera negra llevaba una estampa roja que decía "Blue", lo cual era extraño porque no tiene nada de azul, eso sí descartamos su Jean pitillo, que si era de un color cercano al azul. Sus zapatillas son de un tipo bocacín color negro.
Prácticamente era una persona vestida según el estándar.
Obviamente esta persona no está sentada en ese lugar solo para apreciar el panorama, aunque la capucha oculte su rostro, este no oculta sus verdaderas intenciones.
---Así que el monstruo de ojos verdes del que tanto se habla resultó ser solo no chica...
Su voz fue tan baja como para que alguien pegado a sus labios solo pudiera escuchar, no es necesario decir que no hay nadie cerca, ya que los transeúntes que no eran conscientes de su presencia inconscientemente tomaban una distancia de dos metros.
Esto era a causado por una barrera que alejaba a los humanos, el rango es mínimo, y el artefacto que lo activa es portátil, como si se tratase de un simple celular, no se requiere ningún tipo de poder o habilidad para ser activado, tan solo es presionar sobre la aplicación en la pantalla y listo.
---Valió la pena seguir a ese semi-ángel caído.
El desconocido siguió observando mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro.
***
Conozco el dolor de tu pasado.
Oh mi musa triste y delicada como la porcelana.
Lamento tanto, que en esos momentos tan oscuros, no haber estado.
Sé que aunque tu familia se fragmentara de esa forma, ellos te amaron.
El amor de la familia que tanto te importó.
Seguirá habitando dentro de tu corazón.
Por un padre y un hermanito que no están.
Por una madre que se alejó y espera tu perdón.
Oh mi musa triste y delicada como una flor.
Todos esperamos el día que vuelvas a sonreír.
Para poder compartir esa dicha de vivir.
-Poema a una musa desafortunada-
***
[Eso fue aún más vergonzoso que ayer... mira que decirle "mi musa" así tan repentinamente]
--- ¿Eh...? ¿Esta vez sí rimó...? Jajaja, muchas gracias.
[¿Por qué me estoy riendo...?]
Leo miraba su mano derecha que se encontraba conectada con la mano izquierda de María.
Cuando leo expresa sus sentimientos a través de la poesía, para ser más exactos, justo en el momento que mencionó sobre un padre y un hermanito que no están, sintió como una parte de su corazón se rompía en pedazos, las escenas donde se veía el deterioro de su padre que afrontaba su enfermedad, hasta el día del entierro y la muerte de su hermanito, quien moría lentamente por el cuchillo en su pecho, sangre por todos lados de su pequeño cuerpo, su rostro ensangrentado, y esos ojos que lo observaban... esos ojos verdes que lo veían en sus últimos respiros.
Todo era tan nítido y vivido, que parte de la oscuridad que tiene encerrada el alma de María, casi lo envuelve para llevárselo también, de no haber sido un, mitad ángel caído, las sombras lo hubieran tragado sin dejar rastro de que Leonado Astaroth existió alguna vez.
De solo pensar que casi fue consumido por las sombras... solo le quedo fingir sonreír y cambiar de tema repetidas veces.
Su mente ahora era un caos.
--- ¿Si algo me ocurre? No me ha pasado nada, no te preocupes.
[¿Por qué rayos estoy tan asustado? Yo, ya había visto sus recuerdos, ya sabía en lo que me estaba metiendo. ¡Vamos! ¡Vas ayudarla! ¿¡No es cierto!?]
Leo inhalo profundamente y luego exhalo despacio.
---Volveré a repetírtelo.
Sus manos que se encontraban conectadas no solo físicamente, sino a través de una habilidad en donde ambas partes deberían ser conscientes de los sentimientos del uno al otro; se apretaron simultáneamente.
---Me gustas.
Su mirada cambio de ella hacia la pileta de agua. Su rostro se encontraba muy sonrojado, casi y lo podías comparar con un tomate.
Pero logró calmarse antes de decir lo siguiente.
---Prometo alejar esas sombras que te tienen aprisionada.
[Aunque me cueste mi propia mi alma]
***
Los días pasaron y los poemas se hacían cada vez con un tema más delicado, como si trataran de abrir las heridas de María.
Hubo días que Leo se quedaba todo el día con María, aunque esto podía hacerlo obviamente con previo permiso de su madre, además que las clases todavía no comenzaban.
Una vez que las clases comenzaron fue más difícil el pasar más tiempo con María, solo podía saludarla cuando salía de la escuela y si por algún tipo de milagro le daban permiso para salir en la tarde, iba a contarle sobre las clases y algunos rumores graciosos que se esparcían sobre la profesora Paola, quien está a cargo del curso de inglés.
La mayoría de los poemas en donde indirectamente mencionaba a Zen y al anillo de bodas, parecían ser los más efectivos para alejar la oscuridad en su alma, haciéndole recordar esos cálidos recuerdos en el pueblo Ramus, donde la conoció, se enamoró, se casó y hasta donde tuvo su primera vez, el trabajo de cacería aunque algo difícil logró acostumbrarse, el cantar de las aves por la mañana, las hojas de los arboles siendo agitados por el viento, el olor del extenso boque, los pescados que se dejaban llevar por la corriente de la gran cascada.
Reuniendo todo tipo de información a su alcance, Leonardo compuso lo mejor que pudo las poesías para su musa desafortunada.
Claramente también hubo momento en donde casi su alma era consumida por la oscuridad.
Pudo sentir el frio de las sombras envolver su alma y tratar de destruir su espíritu.
Los recuerdos dolorosos se intensificaban a tal nivel que parecía que los cadáveres de sus recuerdos, aun cubiertos de sangre; le gritaban que no se metiera en donde no lo llamaban, lo insultaban, lo escupían, lo golpeaban, como demonios tratando de contaminar su alma, pero nada de eso funcionó contra él, después de todo ya había tomado su decisión, su espíritu estaba reforzado por su determinación de querer salvarla aun acuestas de su propia vida.
Si hubiera muerto en el proceso, no le importaría en lo más mínimo, obviamente sus padres llorarían y velarían su perdida, pero sabe que tarde o temprano lo superarían, por esa razón, por esa mínima razón, quiere dejar algo antes de irse, quería dejar sus sentimientos por esa chica, si al menos ella sobrevive, si al menos ella es salvada, entonces, aunque costara su propia existencia, él también podría ser salvado de esa soledad que aún conserva en lo más profundo de su corazón.
Exactamente los demonios pueden aprovecharse de los sentimientos negativos que tienen los humanos, no importa lo más mínima que fuera, no importaba si se encontraba en lo más profundo del alma de ese ser humano, ellos lo encontraría y lo torturarían de tantas formas inimaginables hasta obtener su alma y destruir su espíritu... pero estas sombras, esta oscuridad que encierra el corazón de María, no son demonios, ni siquiera Leo quien posee información sobre las habilidades de los demonios, no pudo descubrir.
Las sombras no actuaban en su contra a menos que el conectara de manera profunda con el alma de María, como si le prohibieran el paso. Si el intentaba acercarse de forma precipitada, las sombras lo destruirían, esto es algo diferente que los demonios harían, ellos toman el alma y lo arrastran al infierno, en cambio estas cosas parecen ser del tipo que absorben tu alma hasta destruirla.
¿Realmente que son esas sombras...? ¿Cuándo fue que aparecieron? Pareciera que todo dentro de María, fuera un mini infierno donde su sufrimiento pasa por un bucle infinito, todo el dolor se repite una y otra vez, sus recuerdos vuelven a empezar desde el trágico día en donde su padre reveló tener cáncer hasta donde Zen se pudría en sus brazos. Todo se repetía. Todo volvía a empezar.
***
Los días pasaron hasta que llegó un sábado 18 de julio del 2020. [ 06 : 54 am ]
---Buenos días. ¿Cómo estás?
El sol comenzaba a salir desde el horizonte, en dirección al cerro San Cristóbal.
Leonardo saludó a María y tomó asiento, había hecho esto tantas veces en estas últimas dos semanas que era costumbre.
---Antes que nada, quisiera desearte feliz cumpleaños.
Entrelazó su mano derecha con la mano izquierda de María, la suavidad de su piel y el calor de su cuerpo se extendieron como de costumbres a través de su sistema nervioso, hasta llegar a su cerebro.
---Feliz diecisieteavo cumpleaños, María Fernanda.
[Diecisiete años... ahora es mayor que yo]
---Bu-bueno...
Su rostro se sonrojó y su voz le temblaba.
---Te traje un regalo, no sé si te guste la verdad.
Leo se armó de valor y sacó una pequeña cajita de polera roja con su mano izquierda.
---No es muy caro, pero lo compre con todos mi ahorros.
[De verdad si fueron todos mis ahorros. Todos los ahorros que pude juntar desde hace dos semanas...]
La verdad es que Leonardo no es un joven que le guste ahorrar, se podría decir que es de esa clase que cuando tiene dinero lo gasta en comida y ropa, como nunca había pensado que tendría la oportunidad de estar presente en el cumpleaños de María, no se había tomado en serio lo de ahorrar, pero desde que la encontró sentada en este lugar, precisamente en medio de la gran plaza de armas, frente a la pileta de agua; decidió ahorrar cada céntimo que le daban de propina sus padres, quienes no preguntaron al notar que su hijo había empezado a ahorrar.
--- ¿Qué es? Pues... ¿Qué será? Jajaja.
Un leve apretón.
--- ¿...Estas molesta? ¿Te moléstate por qué sentiste que me estaba burlando de ti?
Leo se cubrió el rostro con su mano izquierda, en donde tenía la cajita.
---Jajaja, okey, okey, lo lamento, no quería molestarte.
Su sonrisa juvenil resplandecía con los rayos del sol.
---Ten, toma tu regalo.
Leo le alcanzó la cajita, entonces sintió otro leve apretón.
---Okey, esta vez sí admito que intentaba burlarme.
En esta ocasión Leonardo soltó la mano de María.
Se preparó emocionalmente, y luego abrió la cajita frente a María, quien nunca despegó la vista de la pileta de agua.
---Es una pulsera.
Leo dirigió su mirada por unos segundos a su muñeca izquierda y luego lo regresó hacia María.
---Es algo vergonzoso, pero solo tenían de estas pulseras a modo de juego... yo tengo uno también.
Su voz se alteró un poco al sentir que las pulsaciones de María se aceleraban.
---Bu-bueno, si no te gusta que vayamos a juego puedo guardar el mío—
Justo en el momento que Leo se había decidido sacarse la pulsera de su muñeca izquierda, sintió un ligero apretón, esto era algo diferente a cuando ella se molestaba.
--- ¿No te importa...?
Leo se quedó mirando fijamente sus pies... su cabello dorado era peinado por el viento, al igual que el largo cabello negro de María.
--- ¿Estas feliz...?
[...]
---Es bueno saberlo, estoy muy contento de que te guste.
Con esto dicho, con sus mejillas sonrojadas; Leo le puso la pulsera en la mano derecha de María.
En su anular izquierdo llevaba un anillo dorado tallado con el nombre de ZEN.
Y en su muñeca derecha, lleva ahora una hermosa pulsera plateada, que tiene un pequeño adorno en el medio, la mitad de un corazón partido en dos de forma vertical.
Obviamente quien lleva la otra mitad del corazón, es Leo.
---Hoy quiero hablar de un montón de cosas, ¿Estás lista para escuchar?
***
El sol empezaba a ocultarse, lo que significaba que ella se iría pronto, Leo se había perdido el desayuno y aunque recibió dinero para su almuerzo, lo gastó para completar el regalo, ya que era pedido el señor de la tienda abrió el día hoy a las [06 : 30 am]
De pronto María se puso de pie, las manos de ambos se separaron.
---Así que ya te vas.
Fuel lo único que Leo dijo mientras la veía partir hacia algún calle.
Cuando ya no pudo verla en la distancia, trato de levantarse para también irse, pero un agudo dolor en su pecho lo obligó a sentarse.
*Cog* *Cog*
Leo tosió varias veces, hasta casi quedarse sin aire.
Cuando la tos se detuvo... Leo observó su mano derecha, la cual se había cubierto de sangre.
Leo se limpió su mano derecha con un pañuelo mientras miraba sus pies fijamente.
---Parece que...
Su expresión se oscureció.
---No me queda mucho tiempo.
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