Primer infierno, ESPERANZA

Varias horas después que el pueblo de Ramus fuera atacado por la fuerza de reconocimiento al mando de Xyome T, los demonios no evolucionados, tanto como goblins, orcos y trolls, llevaron a las mujeres jóvenes que capturaron a su base principal, la cual quedaba en el pueblo de YESOL, que no sería necesario recalcar que todos los varones a excepción de mujeres, fueron cruelmente masacrados y convertidos en cenizas, como un recuerdo más que desapareció en viento.


Las mujeres del pueblo de Ramus, gritaban por ser liberadas hasta intentaban escapar pasando a través de los barrotes de las jaulas, aun cuando eso podría costarles algunos huesos rotos, pero se les fue imposible, en todo el viaje desde Ramus hasta YESOL, ninguna de ellas pudo escapar, al final llegaron a su destino, en donde solo podrías describirlo como el mismo infierno, las limpias calles de YESOL ahora eran un pavimento de sangre seca, las casas de ladrillos hermosamente construidos con unos detalles que hasta envidiarías, ahora solo parecían un montón de escombros, pero lo peor de todo, era que en todas partes, en cada rincón donde la vista podría apreciar, estaban los demonios no evolucionados, violando a cada mujer que aún seguía con vida, apenas una moría, rápidamente pasaban a la que se arrastraba con cualquier parte de su cuerpo que le respondía para poder escapar.


El miembro reproductor de estos demonios no evolucionados era tres a cuatro veces más grande que el humano promedio, razón por lo que el dolor de estar siendo penetradas por una maciza estructura de carne y venas, era peor que la muerte, mientras morían lentamente, veían a sus amados llamándolas desde el otro lado.


Aunque algunas no corrían con la misma suerte de morir solo por las envestidas de un solo demonio no evolucionado, puesto que se volvían el refugio de fluidos reproductores de varios de estos demonios que solo ansiaban seguir y seguir disfrutando del placer, cinco hasta seis llenaban al mismo tiempo el vientre de una sola mujer, tanto como por atrás, la boca y alrededor de sus pechos, no se detenían, además que si uno se cansaban, siempre había dos o tres más que podían tomar su lugar, después de todo, los alrededores estaban plagados de toda su gente.


Alrededor de trescientos demonios no evolucionados.


Todo este caos se gravó en las retinas de cada mujer del pueblo de Ramus, sus cuerpos se congelaron del miedo, querían gritar, llorar, tomar la mano de su amado y huir, pero nada de eso ocurrió, mientras más avanzaban al centro del pueblo, sabían que ellas también terminarían encontrando el mismo final, ¿suicidarse?, una lo intento pero unos de los goblins que sabía hechizo de sanación y la curó, luego de atarla la llevaron a un lugar apartado en donde se divirtieron con ella toda una noche hasta que murió, al principio no entendían que pasó con su amiga puesto que nunca regreso, pero sabían que si alguien intentaba lo mismo no regresaría, por lo que optaron escapar, cosa que no lograron, aunque... ahora que han visto todo esta horrible escena, saben que su amiga había pasado por lo mismo y que ahora sería su turno.


---Chicas... todas estén tranquilas.


Aunque no sería de esperar que nadie pudiera hablar del miedo, hubo una excepción, una sola mujer que no perdió la esperanza de sobrevivir aun con todas cartas jugando en su contra, su padre murió tratando de protegerla, y su amado murió junto con todos los jóvenes de la aldea mientras ella seguía inconsciente, pero... había una luz, y esa era su madre, quien estaba aprisionada en la segunda jaula, ella al igual que sus compañeras eran el motivo por la cual se mantenía tranquila, siempre pensando en una forma de escapar, más bien, ya tenía el plan perfecto, solo era necesario esperar el momento oportuno.


---Tengo un plan.


Entonces cuando la chica de cabello y ojos carmesí, osea Zen, obtuvo la atención de todas, explicó su plan, el cual consistía en aprovecharse que todos estaban tan concentrados en sus necesidades sexuales, para poder huir en el momento que abrieran las rejas, la velocidad de sus delgados cuerpos no podía ser comparada con los hombres que estaban a cargo de la caza, pero seguro que era suficiente para poder dejarlos atrás, pero si corrían en desorden todo sería en vano, así que Zen empezó a separar a las chicas en tres grupos de dos, como eran siete, una quedaría sola, a lo que Zen dijo que ella el cebo, atraería la atención de los demonios no evolucionados y a su vez trataría de rescatar a las otras mujeres.


Un rayo de esperanza se le fue entregado a las mujeres, pero...


---¡¡Señor demonio, Señor demonio, aquella mujer quiere escapar cuando apenas abran las rejas, para luego liberar al resto de mujeres!!


Todo fue disuelto cuando una de las féminas, una señorita de cabello verde oscuro, que lo tenía amarrado al estilo cola de caballo, empezó a decirle en voz alta a uno de los demonios no evolucionados, un orco, todo el plan que Zen, parecía algo imposible de creer, una de los suyos, una más de la gran familia Ramus, las había traicionado, cada palabra que salía de esa mujer parecía escupir veneno, luego de terminar de contar todo se dio media vuelta, mirando directamente a Zen.


---Jajajaja, Te lo mereces, te lo mereces, jajaja, ahora yo seré quien sobreviva, solo yo sobreviviré, jajajajaajajajaa.


Perder a su padres y a su amado frente a sus ojos, luego ver el escenario a su alrededor, provocó que se hundiera en la locura, la oscuridad la rodeo y ahogó, dejando solo una loca mujer que solo quiere sobrevivir aun a costas de la vida de otros, razón por la que traicionó a sus compañeras, amigas de toda la vida, pensó que así, tal vez tendrían misericordia de ella y la dejarían libre, pero la realidad no fue tan amable, tanto para ella como para las otras.


La realidad es tan solo un mundo cruel...


La jaula fue abierta y el orco, a la que la mujer de cabello verde le gritó todo el plan de Zen; con su gran mano, sujetó la cabeza de esta y lo llevó al suelo, con la suficiente fuerza para no dañar su cabeza y no dejarla inconsciente.


---... ¿Eh?


Antes de darse cuenta la ropa que cubría la parte inferior de su cuerpo fue removida, dejando su curvilíneo trasero ligeramente levantado ser visto a todo su esplendor, para este orco lleno de libido e insaciable sed de lujuria, era el panorama más hermoso antes visto y sin esperar más, liberó de su pantalón su miembro, la cual acomodo entre la superficie de 'aquella' entrada y empujo su cadera hacia adelante con todas sus fuerzas, obviamente por el evento de la luna rosa, esta mujer ya no era virgen, pero apenas ha pasado unos días desde su primera vez, por la cual se pudo apreciar una gran cantidad de sangre bajar de entre la "conexión" de mujer y orco.


Una y otra vez las embestidas iban y venían, dejando a la mujer de cabello verde al borde de la muerte... fue justo en el momento que los movimientos de su pelvis se hacían más rápido cuando Zen decidió actuar.


A paso veloz acortó su distancia con el orco frente a ella, y usando el cuchillo de mesa, que había estado guardando para su clases de cocina que tenía con la matriarca por las mañanas; cortó el miembro del orco, quien al haber estado en el punto máximo del clímax no se percató que una sacó un cuchillo y se acercó a él, para cuando se dio cuenta, su miembro ya había sido cortado desde la base.


El orco cayó al suelo moviéndose de un lado a otro mientras rugía del dolor, los otro orcos, goblins y trolls que habían estado mirando los alrededores con ojos lascivos, no notaron lo que ocurría hasta que el rugido de uno de sus compañeros los alertó, sus cuerpos reaccionaron para estar listo para la batalla, ya que pensaron que estaban siendo atacados, pero al prestar atención en dirección a su compañero caído, vieron que el grupo de mujer de la primera jaula estaban escapando, pero una en particular corría con dirección a las otras rejas, que por extraño que parezca tenía a su vigías, un par de orcos y un trolls, hipnotizados por el panorama.


--- ¡Las hembras humanas escapan! ¡Goblins! ¡Dejen de estar en las nubes estúpidos infelices, vayan por ellas¡ (Troll)


Obviamente escapar de trescientos demonios no evolucionados sería imposible, pero justo hoy, justamente este día, la mayoría estaba descansado por el arduo trabajo invadiendo otros pequeños pueblos y la frenética liberación de fluidos reproductores, si no se tomaba esto con precaución las mujeres humanas que acaban de traer escaparían, y si eso ocurre, podrían correr la voz que los demonios estaban atacando, el factor sorpresa se perdería, y una vez más, el siglo interminable de derrota los aplastaría.


Los goblins en este caso se encargaron de perseguir a los tres grupos de dos que corrían hacia el bosque, los orcos y trolls trataron de atrapar a la mujer de cabello y ojos carmesí, que se movía fluidamente y a una velocidad que no podían alcanzar fácilmente, cuando fueron alejados de la segunda y tercera jaula, la mujer frente a sus ojos, volvía a aumentar su velocidad y los dejo muy atrás, así dándole tiempo para abrir ambas jaulas, no hubo tiempo ni para un saludo todas rápidamente se dispersaron y corrieron como si no hubiera un mañana.


"Vamos bien, si seguimos habremos podido escapar. Los otros demonios no se han movido, siento pena por esas mujeres, pero mi deber es salvar primero a mi gente, además que si llegamos a algún gremio, podremos dar el aviso que los demonios han cruzado el otro lado y que ya han destruidos varios pueblos, los héroes se podrán encargar fácilmente de ellos y nosotras podremos vivir en el centro del pentágono... sobreviviremos......... *lagrimas* discúlpeme Joseph, pero prometo darte el alcance en otro momento, te lo juro, nos volveremos a reunir, mi amor" fue lo que Zen pensó mientras corría a toda velocidad mientras encabezaba al grupo.


Su madre unos pasos atrás, se le partió el alma ver como su hija se hacía la fuerte, pero por dentro lloraba por la pérdida de su querido padre y amado esposo, pero justo ahora no era el momento para reconfortarla o darle ánimos, debían seguir corriendo, esquivar algunas piedras que le lanzaban los lentos orcos y trolls (obviamente estaban cansados por el largo viaje, los otros demonios seguían en lo suyo sin importarle lo demás), e intentar desaparecer entre los gruesos árboles.


****


En el proceso de su escape se encontraron con el otro grupo de mujeres que habían escapado al comienzo, casi todas estaban reunidas, con excepción de la de cabello verde, pero no era una gran pérdida, recordando traición que les hizo.


Pasaron varias días y ya no había rastro alguno de sus perseguidores, más bien, justo delante de ellas se encontraba una luz, lo que indicaba el final del bosque, justo pasando este bosque se encontraba la ciudad portuaria SIR BLANCA, la cual proporcionaba a los pueblos cercanos con el pescado más fresco en toda la región, también contaba con gremio, en donde aventureros con altas capacidades físicas buscaban la fama matando monstruos fuertes, (los monstruos en el mundo humano son muy diferentes a los demonios), estos aventureros posiblemente puedan matar a los demonios no evolucionados, eso creían en lo más profundo de su corazón, sus ojos llenos de esperanzas, y lágrimas de felicidad...


Desaparecieron al cruzar el bosque.


Lo que encontraron una vez cruzaron el bosque fue solo una ciudad en llamas, todos los varones fueron asesinados sin excepción, descuartizaron bebés, niños, jóvenes, adultos y ancianos, el mar se tiñó de sangre... los gritos de las mujeres siendo ultrajadas llenaron sus corazones en desesperación, pero Zen no podía permitirse caer, y justo cuando iba a dar la orden de correr a otro lado, recibió un puñetazo que la dejó inconsciente a la primera.


Quién golpeó a Zen fue uno Troll, quien pareció de la nada desde atrás, una vez que noquearon a quien parecía ser la líder, el grupo no pudo hacer nada, y así como simples conejos, fueron atrapadas por los orcos y goblins que salieron del bosque, todas al ser capturadas fueron llevadas con el líder, Xyome T, quien estaba justo en la ciudad portuaria SIR BLANCA, encabezando el ataque.


*****


Cuando Zen despertó se encontraba en una jaula especial bañada en oro, esta jaula era de propiedad de Xyome T, quien solo lo usaba con sus juguetes sexuales personales, la cual no había usado desde hace cientos de años.


Con su mano derecha se presionó la frente al sentir una tremenda jaqueca a causa del tremendo golpe que casi le destroza el cráneo, su visión, que era algo borrosa se aclaró lo suficiente para confirmar que se encontraba dentro de una jaula, entonces cuando el tintineo en sus oídos desapareció, ciertos gritos de mujeres, que pedían clemencia y lloraban mientras morían lentamente, dejo a Zen con un miedo que recorrió toda su columna vertebral, lentamente empezó a girar su cabeza en dirección a donde provenían aquellos gritos, encontrándose con su peor pesadilla.


Todas sus compañeras, con las que compartió infinidad de recuerdos estaban siendo violadas ya sea por tres a cuatro orcos, entonces entre todo ese grupo, encontró a su madre, ya casi sin vida siendo llenada hasta el cansancio por un troll y seis goblins.


Su corazón no lo soporto, se rompió, ahora lo había perdido todo, la felicidad de hace una semana, parecía tan solo un sueño, el conocer a Joseph, su primera cita, su primer beso, su boda, las palabras llenas de amor de sus padres, los ánimos de los patriarcas y amigas, "¿todo...acaso era un sueño... o, este es el sueño? Si es así ¿ya puedo despertar por favor...? Ya no soporto más" Zen abrazó su cuerpo helado del terror y empezó a llamar el nombre de Joseph, ella no lo había visto morir con sus propios ojos, así que creyó que tal vez el llegaría, entraría por aquella puerta con una espada y armadura, un gran ejercito bajo su mando... y la salvaría.


Mientras ella imaginaba un mundo ideal, la jaula en donde se encontraba fue abierta por el mismo Xyome T, quien al ver a la joven dijo.


---Maravilloso... Cabello y ojos rojos como la sangre, justo como me gustan, jovencita, tendrás la dicha de complacer a este rey orco, Xyome T.


El Rey Orco, comenzó quitarse su armadura de batalla, cuando estuvo completamente desnudo con su gran miembro al aire, se acercó a Zen, quien su mente ya no se encontraba en ese lugar, más bien en uno donde habían trascurrido varios años, cuatro niños fruto del amor entre ella y Joseph, lo cuales corrían alegremente por la casa de los abuelos, era una tarde muy normal después del trabajo, salían a visitar a su familia justo con sus pequeños...


La imagen feliz se distorsionó a causa de un horrible dolor, un dolor que se incrementó hasta romper la ilusión que ella misma había creado para huir de la realidad, realidad a la que regresó en contra de su voluntad... Zen liberó un quejido, apretó los dientes mientras con lágrimas observaba la parte baja de su cuerpo.


Sus piernas estaban abiertas dándole la bienvenida a miembro reproductor del enorme ORCO frente a ella, sus manos y pies eran sujetas con fuerza por cuatro goblins que solo la miraban con deseo, su risilla era como la risa del diablo, *shi, shi, shi, shi...*, trato de moverse pero el dolor solo incremento, ya de por sí era lo suficiente para querer morir, por instinto decidió detenerse.


Cuando el Rey Orco notó que la hembra humana se detuvo, empujo su cadera hacia adelante con una fuerza que podría romper fácilmente una roca, un gran placer recorrió su fornido cuerpo, cada célula de su podrido ser lo disfrutaba, así que sin piedad alguna, sin importarle los llantos y gritos de la mujer, la violó una y otra, y otra vez, llenando su vientre y boca con sus fluidos hasta el cansancio, pero cuando ese momento llegó, el corazón de la mujer se detuvo.


Zen murió...


******************************************************


Tercer día después del ataque al pueblo Ramus.


Solo el silencio quedo en este pueblo que anteriormente gozaba de vida, las casas de madera solo eran leña chamuscada, los caminos solo eran senderos bañados de sangre y en el centro, donde las personas se reunían para sus bailes u observar a sus niños jugar, ahora solo hay un montón de restos quemados de los que algunas vez fueron los habitantes.


Esto, que definitivamente podrías llamarlo como un pueblo fantasma, fue como termino el pueblo de Ramus, uno de los pueblos más antiguos y conocidos por su gran solidaridad con el prójimo, y dentro de este infierno, había lo que podrías llamar un cadáver moviéndose, ¿los cadáveres se mueven?, es la pregunta que te harías, pero solo juzgando la apariencia del cuerpo 100% sería un cadáver, solo hay huesos a punto de convertirse en polvo, algunas zonas como los brazos y piernas cuentan con una ligera capa de carne, y un vapor extraño sale de rato en rato de su cuerpo, este ser se arrastra con la poca fuerza que le permite las articulaciones de su quemado cuerpo, que lentamente empieza recuperar partes fundamentales.


A las pocas horas de estar arrastrándose con dirección al bosque, sus huesos empezaron a ser rodeadas por venas, arterias, músculos y piel, su rostro aún parecía al de una momia, pero de a pocos tomaba forma, sus ojos verdes seguían cerrados por que parecía que no se acostumbraban a los rayos ultravioleta, pero de su boca, tan seca como una pasa, el nombre de alguien era pronunciado.


---Zen...


Su persona favorita, aquella que juro proteger con su vida, se la habían llevado unos demonios, no tenía ni idea cuanto tiempo ha pasado, pero definitivamente iría a rescatarla, y en nombre de su suegro, también salvaría a Ann, sin importar cuánto le cueste o el sufrimiento que deba pasar, Joseph, cumpliría su promesa.


Inconscientemente, al principio, había ido a través del bosque, pero luego, cuando ya era consciente de sí mismo, decidió seguir el mismo camino, puesto que para empezar no sería mala idea ya que los animales salvajes no atacan humanos y a lo mejor el bosque lo protegería por mientras que su regeneración hacia su trabajo de reconstruir su cuerpo...


Lastimosamente la bendición del gran bosque, que provenía de la generación pasada de los doce sabios, había desaparecido, provocando que los animales salvajes fueran liberados de la restricción de no devorar humanos. Los venados, ciervos y todo animal herbívoro al sentir el peligro intentaron abandonar el bosque pero fueron arrasados por el hambre insaciable de los carnívoros, y justo ahora una manada de esos hambrientos animales, ya sea de la clase coyote, tigres dientes de sable o velociraptors, tenían rodeado a Joseph, quien los observó sin miedo, ya que, estos no lo atacarían.


Pero muy contrario a sus expectativas, la manada, que era conformada por diferentes especies, se lanzaron contra Joseph, quien ya le faltaba poco para recuperar su aspecto normal. Los tigres dientes de sable atravesaron sus hombros con sus filosos dientes sin dificultad y le arrancaron sin piedad los brazos, la sangre brotó sin intención de detenerse, un intenso dolor que sería mejor estar muerto, consumió a Joseph al borde de la locura, aunque no solo fueron sus brazos, los coyotes con sus fuertes hocicos arrancaron sus piernas desde la base, los velociraptors abrieron la espalda de Joseph a mordiscos, dándose paso a los órganos, los cuales fueron tragados a una velocidad increíble, al poco tiempo solo quedaron unos cuantos huesos, pero no los suficiente como para decir que se trataba de un ser humano.


*****


Cuarto día después del ataque al pueblo-Ramus


En esta ocasión la regeneración de Joseph le tomó menos tiempo para reconstruir su cuerpo, anteriormente le tomó tres días para reconstruirse de una pequeña célula, pero tal parece que mientras más lo utiliza mayor es su efecto. Sus piernas y brazos, aunque algo débiles, le permitían trasladarse sin dificultad, tal vez sea lento, pero es mejor a estar arrastrándose por el suelo como un gusano.


Ya ha pasado un par de horas desde que caminar o trotar no ha sido un problema, aunque aún es difícil correr, de solo intentarlo las rodillas y codos le empiezan a arder como si las estuvieran quemando. El tema de la comida no es un problema, en los árboles siempre puede encontrar uno que otra fruta en buen estado, juntas algunas variedades y continuar su viaje, todo es tranquilo hasta un poco más del medio día, pero pasando las cinco o seis de la tarde, cuando el sol empieza a ocultarse, es cuando el peligro acecha, pero él aún no era consciente de ello.


El sol ya se estaba ocultando, así que por precaución, busco alguna cueva para refugiarse del frío de la noche. En su mente siempre estaba presente Zen y Ann, y que debía hacer todo lo posible por llegar a ellas, obviamente no sabía dónde se encontraba la base principal de esos demonios no evolucionados, y aunque lo supiera, ir solo sería mala idea, tal vez la rápida regeneración de su cuerpo le impida morir pero él no poseía ningún tipo de poder aparte, no podía usar magia, tampoco tenía súper fuerza o una velocidad que supere a Superman, no era un prodigio en artes marciales o alguna técnica de autodefensa, (jamás había peleado en su vida), así que no podría hacer nada, es un completo inútil, pero lo que si puede hacer es ir a la ciudad portuaria SIR BLANCA y pedir ayuda del gremio para contratar algunos aventureros y así poder ir a rescatar a su amada esposa.


Ese era su rayo de esperanza.


La ubicación de la ciudad portuaria lo conocía por que una vez fue junto con el patriarca para poder comprar suministros, después de todo no solo pueden vivir de carne de venado, debían comer variado, por eso iban a SIR BLANCA, para comprar pescado, harina y una que otras especias, aunque, jamás había tomado el camino del bosque, según el patriarca le conto a Joseph, era el camino más corto para llegar al pueblo YESOD, y de ahí no faltaba mucho para llegar a su destino.


La noche se apoderó del bosque, aullidos de lobos hambrientos podían ser escuchados por todos lados, Joseph pensó que lo que ocurrió ayer, cuando fue devorado por animales carnívoros, que según su conocimiento, no debían atacar a humanos por la bendición del gran bosque; debía tratarse de algún tipo de error, aunque aún recordaba ese dolor y sufrimiento de ser comido vivo, de solo pensar en aquello era suficiente para querer hacerle vomitar, se cubrió la boca con su mano izquierda y trato de autoconvencerse que solo era una pesadilla y que eso realmente no ocurrió.


De repente varias pisadas que parecían provenir de cuadrúpedos y que a juzgar por el sonido, se acercaban a donde se encontraba Joseph, quien tomó un pedazo de madera, la cual con ayuda de la pequeña fogata a su lado izquierdo, uso como antorcha para iluminar su camino hacia afuera de la cueva, en donde, apenas salió, un lobo de pelaje negro saltó hacia su rostro, los filosos dientes de este animal atravesó fácilmente los huesos que conformaban su cara y los arrancó con una fiereza, rápidamente los demás lobos empezaron a seccionar varias partes de su cuerpo para poder comerlo en solitario, dejando nuevamente un montón de huesos.


Sexto día después del ataque al pueblo-Ramus


Era un hecho, los animales carnívoros habían sido liberados de su restricción de comer humanos y ahora atacaban a diestra y siniestra, era una realidad con la que tuvo que combatir Joseph, obviamente no a la fuerza, sino más bien con inteligencia, ya que por las mañanas por alguna extraña razón la mayoría de animales salvajes que podrían rodearlo y comerlo a una velocidad que la muerte viene después de un parpadeo, se ocultaban bajo las sombras y no se exponían al sol, razón por la que decidió avanzar lo más rápido posible, sin descanso alguno, sin importarle el dolor en sus costillas o en sus articulaciones, aún con todo ese inmenso dolor, debía correr.


Mientras corría desesperadamente, bajo el atardecer, el recuerdo de Zen estaba siempre presente en su corazón, era su motor y motivo para seguir avanzando, "¡¡vamos cuerpo, corre, vamos, solo corre, no te detengas, hazlo por Zen, ella me está esperando, debe estar asustada esperando mi llegada, no puedo rendirme, no puedo...!!" Joseph se gritaba esas palabras mientras se golpeaba las piernas para que siguieran cumpliendo su función, el cansancio de estar corriendo todo el día sin detenerse ni para orinar u otras necesidades, le daba una sensación como si su cuerpo pesara una tonelada, sus piernas parecen de plomo.


La noche llegó y entonces la maldad se liberó.


Todo tipo de animal carnívoro que emanaba un aura maligna, salieron de las sombras en busca de la primera víctima, corrieron por todas partes del bosque muy lejos de donde Joseph se encontraba, esto se podría decir que sería la primera noche que Joseph sobreviviría, ya que la mayoría de manadas habían escogido el OESTE, no había nada en el ESTE, lo que le dio una gran oportunidad Joseph, quien aunque sabía que sería comido en cualquier momento, nunca se rindió, siguió corriendo.


Pero como era de esperar, la suerte, no sería un factor determinante.


A las pocas horas de estar corriendo, casi por llegar al final del bosque, que de su posición eran unos quinientos metros, dos luces rojas en forma de ojos apareció de entre los árboles, su cuerpo por instinto se detuvo, y cuando eso ocurrió se desplomó del cansancio, su respiración era pesada y le dolía todo el cuerpo de solo tratar de mover un solo dedo, "¡Esto es malo, no puedo moverme... ya faltaba tan poco...maldición!" Joseph se replicó a sí mismo, aunque se dio cuenta que no era el momento, trato de tranquilizar su respiración y de colocarse de pie, pero.


Un soplido provino de entre los árboles, más específicamente, de los arboles a unos quince metros delante de él, este soplido tomo forma de una respiración, pero para que sea de esta magnitud tendría que ser un animal sumamente grande, y si ese fuera el caso, lo mejor que uno podría esperar seria no haber sido detectado, aunque en el caso de Joseph.


De entre los enormes árboles, salió lo que sería el pie de un tiranosaurio rex, quien cuando salió de la oscuridad y fue alumbrado por la luz de la luna, se dio a conocer que era de diez metros de altura, miraba a Joseph como si fuera una simple hormiga, un aperitivo que se le había puesto justo sobre la mesa, entonces se acercó a su comida, Joseph sabía que era su fin, pero opuso toda la resistencia posible, la cual no sirvió de nada, antes de darse cuenta sus piernas ya habían sido atrapadas por entre los filosos dientes del tiranosaurio rex.


Cuando la mitad de su cuerpo ya había entrado en su interior, el tiranosaurio apretó su mandíbula con tal fuerza que como si fuera mantequilla, dividió el cuerpo de Joseph en dos, la sangre una vez más salía de su cuerpo, el dolor, miedo, temor, horror, todos esos sentimientos hundían a Joseph nuevamente en un mar de sufrimiento interminable.


Cuando hablan del infierno ¿te refieres a esto?


Joseph aún se mantenía consciente mientras era disuelto lentamente por los ácidos gástricos del tiranosaurio rex.


*************


Nueve días después del ataque al pueblo-Ramus


A pasado tres días desde la última experiencia de ser comido ya sea por coyotes, tigres dientes de sable, lobos, velociraptors, un tiranosaurio rex que lo devoró casi de un solo bocado, tal parece que solo el gran bosque era dueño de tremendas bestias de hambre insaciable, puesto que una vez salió, no volvió encontrar ningún otro animal salvaje, es cierto que se topó con la escena desgarradora de lo que una vez fue el pueblo de YESOL, jóvenes mujeres muertas por todas partes, con fluidos asquerosos que salían de sus entrepiernas al igual que sangre seca, ver esto casi lo lleva a las profundidad de la locura, estuvo así un día completo ya que empezó a buscar entre las muertas, a Zen, la existencia Zen era sumamente importante, definitivamente no quería perderla, ya que su estabilidad mental dependía de ella.


Su pasado... que era suficiente como para querer agarrar un cuchillo y clavárselo en la yugular, era rodeada por un fuerte escudo, que consistía en los recuerdos con Zen, sus palabras, sus gestos, su sonrisa, Joseph amaba cada parte de ella, quien era su esperanza en esta oscuridad.


Al no encontrar a Zen entre los cadáveres, por alguna razón sintió un gran alivio, (se da a entender que ya olvido por completo a Ann Fell, que es su suegra y madre de Zen), entonces al amanecer del octavo día después del ataque al pueblo-Ramus, partió hacia la ciudad portuaria SIR BLANCA.


La base de su esperanza residía en SIR BLANCA, ya que una vez pueda llegar ahí, podrá pedir al gremio de aventureros ayuda para exterminar a los demonios no evolucionados que arrasaron con el pueblo Ramus y Yesol, para así poder salvar a Zen.


Zen, Zen, Zen, Zen... era todo lo que pensaba, su cabello y ojos carmesí, su piel suave y delicada, sus gestos cuando se resentía por alguna broma que él le hacía, su sonrisa, sus temores, su tristeza, melancolía, su enojo... Joseph solo deseaba tenerla entre sus brazos, y escuchar su voz una vez más, escuchar ese "amor ven a desayunar" de todas las mañanas.


Entonces el día diez después del ataque al pueblo-Ramus, Joseph por fin llegó a la ciudad portuaria SIR BLANCA, pero lo que encontró solo fue el inicio de su siguiente infierno.


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