Capítulo 3: Nueva vida

Siento un agradable sonido provenir cerca de mi lugar, de nuevo vuelvo a sentir mi cuerpo al completo, el canto de los pájaros hace que verdaderamente me haga sentir mejor a pesar de todavía encontrarme con el cuerpo pesado.


Gracias a la agradable agua fluyendo por el rio acompañado de una gran brisa tan suave y fina como los pétalos de los cerezos en plena primavera.

Procedo a abrir los ojos, la fuerza del sol termina cegándome mientras esta se cuela de entre las hojas de las copas de los árboles.


Pongo mi mano delante de mí rostro para usarlo como escudo contra este temible ataque visible.


Un escalofrió termina recorriendo mi cuerpo al completo, rápidamente doy la vuelta a mi mano al completo y contemplo la palma junto con el brazo.


“Tengo las manos repletas de rasguños…” Sin entender la situación comienzo a sentir el dolor de estas heridas mientras me incorporo.

“Kasumi, ¿Estás bien?” Preocupado por si ella también ha terminado dolorida rápidamente le pregunto.


Una sensación muy profunda atraviesa mi ser al completo. Miro a mi alrededor.

“¿Dónde estoy? Sin pensármelo me levanto de la hierba y observo completamente a mi alrededor sin entender nada.


Todo lo que me rodea no tiene parecido en absoluto si quiera al lugar donde vivo.

“No entiendo nada, ¡¿Cómo estoy en mitad de un bosque?! ¡¿Dónde está Kasumi?!”

Rápidamente intento utilizar toda mi inteligencia y observo la dirección de la corriente del agua para saber en qué sentido debo de dirigir el camino.


Parado, antes de comenzar a caminar, intento recordar el momento en el que he terminado cayéndome al agua.


“Tras dejar de verla, no recuerdo nada más, todo había acabado volviéndose completamente oscuro.” Mis recuerdos tan solamente llegan hasta ese entonces, en el momento que yo termino de espaldas cayendo mientras observaba su entristecido rostro al igual que cuando terminaba extendiéndome su mano repleta de desesperación.


Solo de recordad su mirada hace que mis ojos comiencen a humedecerse mientras que finalmente estos se convierten en lágrimas recorriendo todo mi rostro tras recordar la felicidad que me transmitía su energía y su sonrisa.


“Kasumi… ¿Dónde estás?” Desconsolado no puedo evitar sentir una gran impotencia en mi interior.


Sin poder controlarlas utilizo mis manos para intentar pararlas, pero por algún motivo estas terminan multiplicándose.

Termino cerrando el puño con fuerza y tras levantar la mirada completamente decidido, comienzo a caminar siguiendo la dirección.


Llevo horas caminando al borde del río intentando llegar lo antes posible al lugar acampado, mi cansancio comienza a ser visible, pero no me puedo permitir detenerme.


“Seguro que ella está muy preocupada por mí, quiero que esté tranquila y totalmente segura de que todo está bien, solamente tengo unos rasguños insignificantes en los brazos, no es nada del otro mundo.”


“Ahora no es motivo de pensar como he llegado hasta este bosque primero tengo que llegar a un lugar donde puedan darme un teléfono para que me recojan y poder volver a mi ciudad.”


El cansancio hace que note mi mal estar y la sensación de volver a acabar dolido emocionalmente, y no puedo evitar caer en mis recuerdos.


Recuerdo cuando era pequeño y me peleaba cuando sentía que algo no era justo.

Cuando eres pequeño la gran mayoría de los niños suelen ser muy crueles por eso siempre intentaba ayudar a las personas que más solas se sentían.


Llegaba a casa repleto de moratones casi todos los días, pero en mi interior hacía sentirme muy bien conmigo mismo por poder haber ayudado a una persona de nuevo, en especial con un chico que siempre se encontraba solo y nunca lo dejaban en paz.


Esto ocurrió cuando me encontraba en primero de secundaria, ya éramos más mayores entonces, lo conocí en mis últimos años de primaria, siempre estaba solo, no se juntaba nunca con nadie y para esa edad era bastante peculiar.


Entonces siempre se metían con el por estar solo y no responder a sus provocaciones, no conformes con esto, todo continuo hasta la secundaria, de nuevo sentía que tenia que actuar para poder ayudarle, pero por una vez mi cuerpo se detuvo al sentir que era muy peligroso y no acabaría con un buen final, sobre todo para mí.


En efecto ignoré esa sensación y lo opuse por encima de mis principios así entrado finalmente en la discusión, encarándome al grupo finalmente decidí plantarles cara.

Desde pequeño he sido bastante alto, no destacable, pero si mantenía la altura promedia por lo que no terminaban intimidándome mucho, simplemente ellos eran amigos mientras que en ese entonces yo me encontraba solo.


Sin poder evitarlo recibí mi merecido y terminé repleto de heridas, pero tuve tanto aguante insistiendo que logré que se cansarán de fastidiarle.


A esa edad muy pocas cosas como esta tienen sentido, un día haces algo y al siguiente sin motivo alguno o por una cosa insignificante decides abandonarlo.

Por primera vez tuve un amigo de verdad, este se encontraba tan agradecido que comenzamos a juntarnos continuamente y a llevarnos muy bien, durante todo el primer curso y principios del segundo éramos amigos inseparables.


En efecto como toda persona que va creciendo va comenzando a cambiar su forma de ser y entre ellas los gustos como fijarse por primera vez en una chica.

Desde luego que terminé enamorándome completamente, desde finales del primer curso de secundaria estuve detrás de ella, era perfecta para mis ojos.


Un pelo azulado oscuro un poco más largo de los hombros, con unas ondulaciones en las puntas que hacían destacar su hermosura al completo, acompañados de unos ojos azulados y finos como la suave corriente de un río siguiendo su camino de entre las montañas terminando impresionándote cada vez que su mirada acababa fijada en la tuya.


Cuando finalmente comencé el segundo curso decidí contárselo a mi mejor amigo para que vea la situación e intentase ayudarme a declararme.


Claramente como todo amigo termina haciéndolo sin ningún problema, me acompañaba allá donde ella iba para poder estar cerca o intentaba establecer conversaciones con grupos cercanos para tener un lugar donde situarme en su círculo cercano.

Todo iba muy bien hasta un cierto momento. De repente mi mejor amigo termino saliéndose del plan y dirigió por primera vez las palabras hacia la chica con la que siempre quise conseguirlo, pero intento tras intento terminaba en vano.


Aunque simplemente fuese llamar su atención. Nada bueno comencé a sentir en ese momento.

En efecto yo continuaba hablando con él y preguntándole sobre qué temas hablaban, pero él siempre me decía de cosas sin sentido.


Pasaron unas semanas y cada vez pasaban más tiempo conversando, y menos tiempo juntándose conmigo, un día cuando salía del instituto, sin esperármelo escuché unas voces que reconocían mis oídos a la perfección, rápidamente dirigí la mirada hacia ese lugar en concreto.


Entre dudas me dirigía al lugar, por algún motivo mi cuerpo comenzaba a sentirse nervioso aun sin entender lo que estaba sucediendo.


A los bordes del camino hay un jardín con unos árboles dando profundidad a la anchura de la entrada y lejanía a los muros que marcaban el terreno del centro, sin pensármelo termino ocultándome entre uno de estos, termino asomándome un poco.

A lo lejos pude ver una escena que nunca podría llegar a imaginarme, no conseguía entenderlo, pero mi mejor amigo y la chica que tanto me gustaba estaban a solas a una corta distancia entre ellos.


De un momento a otro mi mejor amigo pone su mano detrás de su cabeza mirando tímidamente al suelo mientras ella con ambos brazos juntados un poco más bajo de su cintura atentamente prestándole atención.


“Esto… Me has llamado la atención estas ultimas semanas, y la verdad que me ha gustado mucho cada momento que hemos pasado juntos, y se que es algo repentino, pero… ¿Te gustaría salir conmigo?”


Termina dirigiéndole la mirada a ella esperando su respuesta.


Mis piernas comenzaron a tiritar, pegado sin poder moverme del tronco del árbol pongo mi mirada fríamente al frente sin querer seguir viendo la escena.

Comienzo a respirar duramente y empieza a dolerme la cabeza de la presión tan temible que comencé a sentir.


“¡Estaría encantada!” Acompañado de una sonrisa termina ladeando la cabeza tras haber aceptado la declaración.


Finalmente termino desplomado en el jardín sin saber como reaccionar ante la situación en la que me encontraba.

Durante los siguientes días, no trató de disimular lo más mínimo su relación con la chica que tanto me estaba gustando hasta el momento.


Cada vez que los veía juntos sentía un duro remordimiento en el estómago que terminaba haciéndome sentir mal.

Mi frustración en vez de poco a poco ir desapareciendo iba aumentando, hasta que un día al finalizar las clases sin poder contenerme, terminé enfrentándome a él y repentinamente lo estampé contra las taquillas tras haberle sujetado fuertemente de la camiseta.


Obviamente no era la misma situación que la de hace una año y medio, físicamente estamos en la edad que más rápido cambiamos y el no era el de antes en absoluto.

“Vamos, vamos cálmate hombre, lo he hecho por tu bien.”


Mira mi brazo sujetando con fuerza su camiseta frente a las taquillas, mientras termina dirigiéndome la mirada, decidido soltar esas insensibles palabras.


“Cómo… ¿Cómo que por mi bien…?” Bajando la mirada fríamente le pregunto sin entender a que se esta refiriendo.


“Claramente se podía ver desde lejos que no tenias oportunidad con ella, y he intentado como buen amigo hacer que te olvides de ella lo antes posible, deberías de estar agradecido y no pagármelo de esta forma.”


Termina añadiendo acompañado de una dura risa que debilita mi brazo por la sensación que esta termina dándome inesperadamente.


Sin conseguir entender las palabras que acababa de escuchar, mis brazos terminan soltándole.


Después de unos segundos termino dándome cuenta de todas las lágrimas que se encuentran recorriendo mi rostro al completo.


Ambos caídos en el suelo, él, siendo el primero en levantarse del suelo, asustado por mi reacción paralizado queda mirándome fijamente.


“¿Cómo que por mi bien? ¡Quién eres para decidir que esta bien y que no!”

Me incorporo como puedo del suelo, fríamente termino dirigiéndole la mirada directamente a sus ojos acompañado de un puñetazo directo contra su rostro que termina recibiendo al completo.


Desequilibrándose un poco, posa su mano sobre el lugar del impacto y comienzo a irse corriendo.


“E… Está loco ¡Ayuda!” Escucho sus gritos mientras termina esfumándose por los pasillos.


Sintiéndome completamente debilitado termino posando mi hombro contra las taquillas con la mirada bajada sin saber como reaccionar.


En efecto terminó diciéndoselo a los profesores y finalmente acabé siendo expulsado un tiempo.

Tuve que estar haciendo los deberes y estudiando desde casa, solamente podía acceder al instituto para entregarlos o hacer exámenes a una hora fuera del horario durante semanas.


Cuando al fin me dejaron volver, mi personalidad duramente cambio sin previo aviso, mi fría mirada perseguía a todo aquel que atrevía a mantener el mínimo contacto visual conmigo.

Con los años esta agresiva conducta iba disminuyendo hasta finalmente convirtiéndola en mi forma de ser.


En vez de mostrar una imagen agresiva y de mal estar terminaba presenciando poco interés e ignorancia hacia el resto de la sociedad durante el resto de los años, así evitando juntarme con cualquier otra persona o incluso manteniendo conversaciones con ellos.


Todo cambio cuando al fin después de tanto tiempo mis ojos volvieron a terminar dirigidos a una persona en concreto que ni mi fría personalidad podía ignorar y la cual me ha llevado hasta la mayor felicidad de mi vida y abrir un camino de luz en este oscuro lugar sin esperanzas.


Por ese motivo no puedo rendirme en ningún momento, tengo que conseguir volver a ver a Kasumi, todo el esfuerzo que le he puesto al completo por mi mismo no puedo desperdiciarlo ahora.


Pero continuaba caminando sin llegar a ninguna parte, cada vez con menos fuerzas hasta que mi cuerpo no pudo aguantar más y termine de rodillas junto al suelo.

Con los ojos cerrados de nuevo intento recordar el motivo que me esta acompañando en este duro tramo, mis ojos terminan abriéndose de una forma completamente inesperada.


Una figura como si de una niña se tratase de color dorado muy transparente aparece frente a mis ojos, por algún motivo, no podía ver nada de ella, pero su fina sonrisa queda marcada en mi consciencia como si lo hubiera echo ella a la fuerza.


“¿Qué me esta pasando?” Pongo una mano sobre mi rostro sin entender en absoluto. Mis recuerdos con ella comienzan a desaparecer, apenas me acuerdo de todo lo que hemos hecho esta mañana.


“¡No, no, no, no, no, no!” Termino sujetando mi cabeza con las dos manos con la mirada casi tocando el verdoso césped.


Todos mis recuerdos están siendo eliminados de mi consciencia de un momento a otro, mi visión comienza a nublarse y de nuevo ese dolor de cabeza que termina paralizándome al completo vuelve de nuevo a aparecer.


Sin poder contenerme, desesperadamente, termino gritando con todas mis fuerzas mientras mis ojos acababan repletos de lágrimas.


Sin aceptar la derrota de nuevo intento recordar todo lo sucedido, aunque fuese lo de hoy, no puedo olvidarme de ella bajo ninguna circunstancia.


Intentando recordar de nuevo todo lo que he hecho ayer, mis recuerdos se reducen a una simple escena antes de verla por ultima vez mientras caía de espaldas sobre la fuente. Viendo como extendía su mano con un rostro repleto de desesperación.


“Ka… Ka… ¡Cómo era su nombre?”


Repleto de lágrimas apenas recordando mi última imagen de ella cuando la vi por última vez.


Finalmente, hasta el último recuerdo, termina desvaneciéndose como una gota de agua en un oscuro océano.




“¿A…? ¿A quién estoy buscando?”

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