Fui invocada a otro mundo, pero en el cuerpo de un chico.

chunchunmaru

Inicio del prólogo.

[Viernes 10 de abril del 2020 <06:03 am>]


El sol ascendía lentamente en el horizonte, las blancas nubes se separaron dejando ver el cielo azul que se extendía hasta donde la vista humana le permitía apreciar, el cantar de las aves y el caer de las hojas de los árboles, propias de su estación, otoño; le dieron una sensación de paz y serenidad a María Fernanda torres de 16 años, su corto cabello castaño era peinado por la leve corriente de aire que se filtraba por la ventana que ella misma acababa de abrir, sus ojos verdes claros brillaron al maravillarse con tal majestuosa escena, tal vez para algunos sea algo normal y cotidiano del día a día, pero para María era algo especial, que se debe atesorar, no es que haya sufrido algún tipo de trauma en el pasado, tan solo es parte de su personalidad, una chica tímida y sensible, no tiene un millón de amigos pero, tiene a los que valen un millón.


Sus manos reposaban en el barandal de madera, cerró sus ojos e inhalo con fuerza, sus pulmones se llenaron del aire fresco de la mañana, pasado unos segundos exhaló despacio, abrió sus ojos verdes, los cuales reflejaron el extenso cielo azul.


---Hoy será un buen día.


Fue lo que dijo la joven mientras levantaba el puño al cielo, ya sea invierno, otoño, primavera o verano, María siempre hacía lo mismo cada mañana, era para darse la fortaleza que carecía, sus mejillas se sonrojaron al pensar de que alguien posiblemente la haya visto desde afuera, movió sus ojos de un lado a otro, como si estuviera jugando, hasta que se armó de valor y observó la calle, cuando notó que no había nadie, libero un suspiro mientras cerraba la ventana.


Ya había terminado de cambiarse, bajaba las escaleras a una velocidad que se encontraba bajo las normas del hogar, su falda color negro y mochila azul oscuro, se movían acorde a sus movimientos, sus zapatos de cuero hacían un 'tap-tap-tap' cuando la suela de estas golpeaba la cerámica guinda.


Una vez llegó a la cocina se deslizó hasta donde el piso recién encerado se lo permitió, abrió sus brazos y dijo mientras le sonreía a las persona en cuestión.


---Taraaaán...


La mujer mayor, que se encontraba preparando el desayuno para la familia, es la madre de María, quien se sorprendió al saber que no fue necesario llamarla como cinco veces para que bajara a desayunar, aunque esa sorpresa desapareció cuando vio que la enérgicamente descuidada de su hija se resbaló, sus sentidos de Madre se activaron, deslizó sus brazos hacia el frente para sostenerla antes que se cayera, una vez que la atrapó dijo.


---Sé que siempre despiertas muy feliz por las mañanas, pero no servirá de nada tu buen humor si te haces daño.


La madre observó la resplandeciente sonrisa de su hija, lo cual hizo que su pequeño enojo desapareciera, y al igual que María hace unos minutos, liberó un suspiro, pero de resignación, puesto que su hija no tenía remedio.


--- ¿Para qué me molesto en repetírtelo a diario?


Después de una breve pausa continuó.


---El desayuno ya casi está listo, ve a sentarte.


María asintió ante las palabras de su madre, quien sonreía para ocultar la preocupación que sentía por el futuro de su hija, "descuidada pero sonriente, si no encuentra a un buen hombre su futuro será oscuro" pensó la madre mientras miraba la cielo a través de la ventana.


Dejando de lado el futuro incierto de su hija, la madre, sostuvo con su mano derecha el mango de la sartén, en donde se estaban friendo los huevos, mientras que con la izquierda giraba la manija de la hornilla posterior derecha, donde ya se había terminado de preparar la quinua. Pasado unos cinco minutos, todo ya se encontraba sobre la mesa.


El resto de integrante de la familia empezaron a reunirse al sentir el aroma del desayuno, el padre se sentó a la cabeza, la madre a su lado derecho, le continuaba María y sus dos hermanas de diez y once años.


Como siempre, la familia muy animada tomó el desayuno mientras se desarrollaba una conversación casual sobre las cosas ocurridas el día anterior, aunque fue una lástima que María ya debía retirarse, ella quería seguir escuchando pero el tiempo no se lo permitió.


Se levantó de su asiento algo triste, pero se repuso cuando sus padres y hermanas la despidieron con un fuerte abrazo, el calor corporal de su familia pasó a través de las prendas, dejándole un hormigueo en su estómago, sus mejillas volvieron a sonrojarse, sonrió y dijo.


---Nos vemos.


***


La escuela a la que María asistía, es una de las diez mejores del país, el tamaño y altura eran superiores a otras escuelas medias, si se le quería comparar se tenía que tomar de seis a ocho estadios nacionales. Cada grado, desde el primero de secundaria hasta quinto, tenía a su disposición un edificio personal, con un total de cinco pisos, hasta la dirección contaba con un edificio implementado con la más sofisticada tecnología, en donde la sala de profesores abarca tan solo el primer piso.


Aunque la escuela fuera 'publicitariamente' una que promueve el buen camino estudiantil, la realidad sería un poco desviada o maliciosa, puesto que los profesores, quienes deberían hacer respetar las normas, se hacían los de las vistas gordas cuando ocurría algún incidente en donde estaría involucrado algún familiar de un 'patrocinador', mientras el abuso no llegue a costar la vida de un estudiante, los agresores seguirán haciendo su voluntad.


Pasado unos quince minutos desde que comenzó el receso, las amigas de María tuvieron que salir a realizar el encargo que el profesor de historia les había pedido hacer, lo cual tan solo era una trampa, antes que la primera hora iniciara, tres estudiantes de otra sección, le ofrecieron dinero al profesor, para que hiciera lo de siempre, eso sería, abrir una oportunidad para que ellas pudieran dar castigo a sus 'elegidos', en este caso la nueva víctima que estaría bajo sus garras, sería María. El profesor no se detuvo a pensar en las consecuencias, tan solo tomó el dinero e hizo lo que le ordenaron, tampoco es que podría negarse, después de todo, esas tres señoritas son las hijas de sus respetados 'patrocinadores', si él se pusiera en contra, lo más seguro es que terminaría sin empleo, hasta peor aún, muerto.


---Mi estómago está sonando... debería comprar algo para comer.


Con este comentario hacia sí misma, María se levantó de su asiento y caminó hacia la puerta del aula, salió y se desplazó por el pasillo hasta llegar a las escaleras, como ella se encontraba en el quinto año, sección 'A', su salón se ubicaba en el quinto piso, descendió hasta el primer piso, salió del edificio y trato con una expresión feliz hacia el quiosco.


A medio camino fue intervenida por tres jovencitas, sus nombres eran desconocidos para María, quien solo les sonrió e intentó rodearlas para poder seguir su camino, pero esas tres delincuentes estudiantiles no la dejaron, un signo de interrogación apareció a un costado de María, quien se preguntaba si ellas querían pedirle algún tipo de favor.


María se armó de valor y preguntó, aunque no evitó jugar con los dedos de sus manos.


--- ¿Puedo ayudarlas?


La joven que parecía ser la líder, respondió.


---Eres María torres, ¿verdad?


María asintió. Al verla, la joven sonrió maliciosamente, le continuaron sus otras dos amigas.


---Puedes acompañarnos un rato, no tomará mucho tiempo.


---hambre. ---dijo María mientras veía el quiosco a lo lejos.


---Vamos, no seas así, solo será unos minutos.


La líder reposó su brazo derecho en el hombro de María, este acto parecía como una serpiente enrollando a su presa, las otras dos discretamente la estaban empujando hasta llegar a la parte trasera del edificio de la dirección, en donde sabían que nadie interferiría.


---Entrégame todo el dinero que traes.


Eso fue dicho mientras su mano izquierda se elevaba a la altura de su pecho, María al ser de personalidad tímida y reservada, no entendió muy bien al principio del ¿por qué le estaban pidiendo dinero?, hasta que una idea pasó por su mente, "de seguro sus padres son pobres y no tienen para darles una mesada", sus ojos piadosos resaltaron, aunque no fueron notados por esas tres, ellas solo querían el dinero, pero más que eso querían torturarla, romper su alma con abusos jamás antes vistos, hacer su vida un infierno y repetir ese ciclo una y otra vez hasta el aburrimiento.


María metió sus manos a su bolsillo, después de meditarlo, pensó que ayudarlas sería mejor, un día que no comiera no sería gran cosa, además que siempre le podría pedir a sus amigas que le combinen.


Estiró sus brazos hacia la líder, le dio su dinero mientras sonreía, era una expresión tan dulce que haría enamorar a cualquiera, pero como era de esperar de unas delincuentes sin corazón, lo ignoraron mientras tomaban el dinero, se miraron las unas a las otras y luego sonrieron.


Un fuerte sonido, que se perdió entre el amplio espacio de la escuela; apareció de repente, María no sabía de dónde había provenido ese sonido, ni el por qué se encontraba en el suelo, tampoco el ardor en su mejilla derecha, no entendía qué había pasado, su mano acarició su mejilla y un leve ardor se extendió hasta su cerebro, una pequeña lágrima se formó en el borde de su ojos derecho y empezó a caer, levantó el mentón con la intención de preguntarles a esas tres que había ocurrido, pero la única respuesta que encontró fue la suela de un zapato dirigiéndose a su rostro.


María había quedado inconsciente justo después de recibir el primer pisotón de parte la líder, quien se decepciono un poco, había pensado en divertirse golpeándola hasta que ella rogara para que la dejen en paz, pero contradiciendo a lo que tenía en mente, su nueva 'elegida' terminó desmayándose más rápido que cualquier otra.


---Sara, ¿crees que este bien?


Preguntó la joven de la izquierda, a quien manejaba el liderazgo.


---Ya tengo el dinero, que me importa.


Respondió sara con indiferencia, su largo cabello negro se agitó en el momento que decidió girar hacia un lado para pasar a retirarse.


La joven que había preguntado era Daniela López, su padre es uno de los empresarios más adinerados del país, aporta una buena suma de dinero a la escuela, razón por la cual hace a esta chica, intocable.


La segunda era Gabrielle Rodríguez, su padre trabaja en el congreso, su salario es un misterio, también abona una gran suma de dinero.


Sara Hellen, quien vendría ser la líder, es la hija del quien es conocido como la mano derecha del presidente de la república, su salario y nombre de su padre son desconocidos aún para la escuela, pero al ser uno de los cinco patrocinadores más importantes, le da a sara voz y voto en la sala de profesores, lo que ella mande se hace.


Las tres son de la misma edad, 16 años, quinto de secundaria, sección 'c'.


Habían transcurrido casi dos horas y María recién empezaba a despertar, sus ojos adormilados se abrieron en su totalidad pasado unos segundos, lo primero que notó fue su uniforme empolvado, se asustó de solo pensar que le diría su madre si la viera, rápidamente se puso de pie y sacudió el polvo con sus manos hasta quedar lo más presentable posible, cuando quiso caminar, sintió un leve ardor en el rostro, se limpió con la manga de su casaca mientras trataba de recordar qué había pasado, tan solo recordó hasta donde la chica de largo cabello negro y ojos rojizos, recibió el dinero que ella le ofreció, después todo se volvió oscuro, como María era una chica simple, decidió no pensar mucho las cosas, palmeo una vez más su falda y se dirigió a su aula, en donde se topó con la sorpresa que ya todos estaban por irse a casa, puesto que las clases habían terminado hace poco, sus amigas al verla corrieron preocupadas hacia ella.


---María, ¿Qué te pasó? ¿En dónde estuviste? ¡Nos tenías preocupadas!


La joven de la misma edad y aula, liberó todo su instinto materno y revisó a María de pies a cabeza, notando así algunas hinchazones en el rostro de su mejor amiga... algo parecido a una niebla oscura empezó a cubrir su cuerpo mientras decía.


---Qui-Quien se atrevió a hacerle daño a mi ángel, mi alma gemela. Quien lo haya hecho pagara con su vida. Saaaa, sa, saaaa...


---Tranquilízate, Carol, si te inquietas de esa forma el agresor puede huir, si eso pasa no podré despellejarlo vivo...


---Lo que dice Rebeca es cierto, aunque si eso pasa igual podre averiguar de quién se trata, después iremos a por la familia, los cazaremos hasta que no quede ninguno.


---Cálmense las tres, nadie va a quitarle la vida o despellejar a alguien, y mucho menos desaparecer a toda una familia.


La joven de cabello azulino, atado a una trenza que se deslizaba por su lado derecho; dijo mientras se acomodaba sus lentes. Cuando vio que la atención de sus cuatro amigas estaba puesta en ella, continúo.


---Obvio sin antes que yo lance la primera piedra, yo, Isabel, sugiero colgarlos frente a la escuela.


Carol, Rebeca, Lucía e Isabel, armaron una pequeña discusión en donde se trataba de debatir de cómo encontrar, juzgar y castigar al agresor, puesto que seguramente María trataría de cubrirlo como un incidente menor, diciendo que tropezó pero obviamente, de ante mano ellas sabían que eso sería 'falso'. Esos leves moretones, fueron hechos por un futuro cadáver.


Estas cuatro jóvenes eran las mejores amigas de María, no son de una familia adinerada pero tampoco son de clase baja, pero aun así por pertenecer a una 'media' es motivo para pasar por una evaluación, la que pasaron por fruto de sus esfuerzos.


Al estar siempre en grupo desde la primaria, nunca habían permitido que nadie de su círculo fuera intimidada, aunque cuando se transfirieron de escuela en la secundaria su círculo de amigos disminuyó hasta solo dejar cinco integrantes, incluyendo a María, quien era el vínculo que unía al grupo, si alguien trataba de acercarse con malas intenciones posiblemente terminaría con los huesos rotos, pero como nada había pasado en estos años se confiaron y sin darse cuenta dejaron sola a su protegida, al regresar al aula después de cumplir con el pedido que les encomendó el profesor de historia, se toparon con un aula donde ella no estaba, fueron a buscarla pero no la encontraron, buscaron en todos los pisos hasta que termino el receso y tuvieron que regresar, la esperanza de encontrarla desapareció con el timbre de salida.


Hasta que pasado unos minutos después de la salida, ella apareció.


---Deja de sonreír tan dulcemente, María, haces que mi enojo desaparezca.


---Ríndete, Carol, sabes que no lograremos que nos diga quién fue el agresor y mucho menos nos permitirá estar con esta ira...


---Pero que linda eres, María.


---Espero casarme con ella en el futuro.


Gracias al comentario de Isabel, otra discusión había comenzado mientras las cinco amigas caminaban del colegio a casa.


Como siempre, María se encontraba en medio del grupo, puesto que así podrían apreciar todas sus expresiones a lo largo del camino, el hecho de hacerla sonreír una vez al día era suficiente para que se sientan en el nirvana, ella era como un ángel que seguirán toda su vida, la luz en toda la oscuridad que había en este mundo.


Faltando unas dos cuadras antes de llegar a la casa de María, las cuatro se separaron de ella en una intersección, puesto que sus casas quedaban en otra dirección, además eran tan solo dos cuadras, era lo suficientemente cerca como para que algo malo no le suceda, sus amigas se despidieron con un "hasta mañana", puesto que aunque sea sábado, no evitaría que ellas puedan venir a saludar y pasar el rato.


María esperó hasta que sus amigas desaparecieran de su vista y prosiguió a caminar hacia su casa, una cuadra antes de llegar, un brazo salió de un callejón y la jaloneo hasta el, cuando María alzó la mirada, observó que se trataba de las mismas chicas que la llevaron a espaldas de la dirección, ella rebuscó rápidamente sus bolsillos, y encontró un caramelo de limón, que le compartió Lucía en el camino de regreso; en el bolsillo derecho de su casaca.


María estiro sus brazos e intento invitarles pero, Sara Hellen, quien era la líder del pequeño grupo, golpeó las manos de María, haciendo que el caramelo de limón cayera al suelo.


---No quiero tu sucio caramelo, dinero, dámelo.


Tanto como la expresión y tono de voz de sara, eran de un auténtico delincuente, hasta sus dos amigas se sentían un poco incómodas cuando veían que su líder actuaba de esa forma, pero la única indiferente era María, quien no se detuvo a ver o escuchar, tan solo se preocupó por recoger el caramelo del suelo, lo limpio y dijo.


---No está sucio.


Sonrió y trato de ofrecerles el caramelo una vez más, aunque en esta ocasión fue Gabrielle quien golpeó la mano de María, nuevamente se arrodilló para recoger el caramelo, entonces fue en ese momento que Daniela, pateó el hombro derecho de María, quien perdió el equilibrio y cayó al suelo de cara, aun con el ardor en su rostro trató de alcanzar el caramelo, pero su mano izquierda fue pisada sin ningún rastro de remordimiento, lo único que se reflejaba en ese rostro era maldad pura, cualquiera podría pensar eso, pero ante los ojos verdes claros de María, solo veía a una chica solitaria que solo quería un poco de atención de sus padres. Soledad es lo que ella pudo apreciar en esas tres.


Después de ser pateada un par de veces, María quedó inconsciente, eso es porque su cuerpo era muy débil, tanto así que haber soportado tres golpes sería considerado un gran logro.


Alrededor de las seis de la tarde, unas tres horas después que cayera inconsciente, María despertó, sus ojos tardaron en abrirse, aunque solo uno lo logró, el otro por culpa de la hinchazón siguió cerrado, ella no le tomo importancia, tan solo se puso de pie, sacudió su ropa y miro el atardecer, el sol se ocultaba a lo lejos, haciendo que el cielo pase de un color anaranjado a un azul oscuro, ella se quedó ahí hasta que la casa de al frente le impidió ver el crepúsculo.


Cuando regresó a su casa fue directa a bañarse, lavó cada parte de su adolorido cuerpo con sumo cuidado, su rostro seguía hinchado pero ya había bajado lo suficiente para no ser detectado, esto era gracias al metabolismo acelerado que el organismo de María poseía, sus heridas sanaban dos veces más rápido que la de una persona promedio, aunque no es como si a diario se hiriera, eso era muy raro puesto que sus amigas y familia, la cuidaban como si fueran algún tipo de flor que se marchitaría en cualquier momento.


La cena pasó sin cuidado, nadie percato los leves raspones en el rostro de María, o eso fue lo que ella pensó, pero absolutamente todos los miembros de su familia se dieron cuenta, pero llegaron a la misma conclusión que las cuatro mejores amigas de María, 'aunque le preguntáramos seriamente, ella jamás nos daría un nombre', además también estaba la posibilidad de que sea algún golpe que se hizo en su descuido, después de todo su hija era un poco torpe, como padres admitir eso les fue un poco triste, al final toda la familia asintió en silencio, mientras tomaban la decisión que este incidente se dejaría pasar solo por esta ocasión.


Una vez que terminó de cenar, María pasó a retirarse pero antes se dispuso a lavar su plato, en el proceso de enjuagar los servicios, sus padres y hermanas la abrazaron, no dijeron nada, tan solo dejaron que el tiempo pase y que todo el amor familiar que se tiene que transmitir, lo haga.


Como no había mucha tarea, María decidió irse a dormir temprano, lo que ella no sabía es que al perderse las últimas horas de clase, no copio la tarea, por ende, se le acumularían los deberes, pero es algo que ocurrirá más adelante, justo ahora ella se dejaba caer sobre el suave colchón, sus brazos se extendieron hasta llegar a las sábanas, una vez que se abrigó, un agradable calor se extendió por todo su cuerpo, el sueño se apoderó de ella, haciéndola sentir en los brazos de Morfeo.


Sus ojos se cerraron lentamente, su visión se hizo cada vez más borrosa, entonces justo en ese instante, entre la línea del sueño y la realidad, se empezó a oír múltiples voces, que a juzgar por el tono se podría decir que se trataba de una multitud de ancianos, lo que decían era desconocido, muy aparte que para ella era como leves susurros, el idioma era diferente, pero como siempre no le dio importancia, a lo mejor será por el cansancio del día, o tal vez ya se encontraba soñando, no había forma de saberlo, así que solo relajo su cuerpo y decidió seguir la línea frente a ella.


Nadie en toda la cercanía, a excepción de unos cuantos; pudo ver la anomalía que ocurría en el oscuro cielo, una circunferencia con trazos extraños que seguían algún tipo de algoritmo, se formó de la nada, no importarse que tan erudito una persona fuese en el campo de la física cuántica, no sería capaz de dar una respuesta inmediata, "¿de qué se trataba? ¿qué función tiene o por qué apareció? Nadie podría saberlo con exactitud y la razón era porque 'eso', no era de este mundo.


La circunferencia de raros signos tan solo era un [círculo mágico de invocación'], utilizado por una secta de alguna religión conformada por ancianos con grandes reservas de [magia], la razón por la que estos nobles ancianos utilizarían un hechizo prohibido como este, sería por el despertar de los señores demonios, que como está escrito en las sagradas escrituras, al despertar traerán el fin, no solo de su mundo, sino de todos los que existen, y que solo los 72 héroes podrían detenerlos, es por eso que ahora tratan de invocar al héroe número 69 lo más rápido posible, antes que el nivel de magia de reserva, se les sea extraída en su totalidad, la búsqueda tomó su tiempo hasta que el héroe fue encontrado.


Los signos dentro del círculo mágico siguieron un patrón diferente, pasando de modo [búsqueda] a modo [recolectar], los engranajes que separaban este mundo con el otro, empezaron a moverse, el tiempo límite que tenían para invocar el cuerpo completo se culminaba, los ancianos sabían que si fallaban tendrían que esperar un años hasta que sus reservas de magia estuvieran llenas otra vez, para ese tiempo habrían desperdiciado un año, este retraso sería incalculablemente catastrófico, puesto que solo faltan tres años para que los reyes demonios revivan, habría que arriesgarse a un todo o nada, los ancianos gritaron las últimas líneas del hechizo.


Una luz verde claro, apareció tanto como en medio de los ancianos como en la habitación de María, pasaron dos segundos hasta que la luz llegó a una intensidad en la que tenías que entrecerrar los ojos o te dañarías las retinas, cuando la luz se debilitó una sombra pudo ser vista, el hechizo de invocación había sido un éxito, los 12 ancianos que eran conocidos con el título de [sabios], relajaron sus cuerpos, un suspiro de alivio salió de sus resecos labios, pronto cayeron al suelo de rodillas, la tensión del momento se mezcló con el cansancio de su arduo trabajo de invocación, que no les quedó más fuerzas para seguir de pie, pero eso no quitó la alegría en sus rostros, alegría y felicidad que desaparecido después de ver la apariencia del héroe.


Cuando la luz desapareció dejando solo una leve cortina de humo, la apariencia del héroe, que los 12 sabios invocaron con tanto esfuerzo casi a expensas de sus vidas; pudo apreciarse, un saludable joven de dieciséis años, cabello negro y ojos verdes, la falta de ropa dejó al descubierto sus brazos y piernas que tenían una tonalidad muscular normal para su edad, ante los ojos de cualquier persona, este sería el típico joven de secundaria que fácilmente encontrarías en cualquier parte, pero...


--- ¿Qué demonio... hemos hecho?


Para los ojos de los 12 sabios, lo que estaba frente a ellos era una abominación, uno de los peores infortunios que la humanidad temía, justo ahora el nacimiento de uno de los 'líderes de la armada del rey demonio', que según las escrituras señalan como el inicio la guerra humano-demonio; había sido invocado por sus propias manos, tres de los doce sabios corrieron desesperados al exterior mientras gritaban desgarradoramente, cinco entraron en estado de shock, tan solo se quedaron ahí de rodillas mientras miraban sus manos con temor.


Solo cuatro fueron lo suficientemente valientes para ponerse de pie, sus cuerpos temblaban, pero aun así sus mentes se mantuvieron firmes, no tenían el suficiente nivel de magia para hacer un hechizo poderoso, pero si todos los que se encontraban de pie, combinaran sus poderes podrían hacerle siquiera un poco de daño, eso es lo que creían, una vez que empezaron a recitar el encantamiento, el joven de cabello negro y ojos verdes, parecía tomar consciencia, sus pupilas recobraron esa luz faltante de vida, y extrañamente levantó su mano derecha frente a su cara, observó después su otra mano, luego empezó a tocar su cuerpo, cuando dibujo una circunferencia alrededor de pecho, dijo.


---No están...


Hubo una reacción inesperada para los cuatro sabios, quienes detuvieron el encantamiento, a excepción de uno; escucharon claramente como uno de los líderes de la armada de los demonios, había hablado el idioma humano, obviamente a lo largo de la historia hubo demonios que lograron aprender el idioma, pero la fluidez con la que habló el joven, los dejó desconcertados, no supieron si atacar o no, "posiblemente sea un error..." fue lo que pensó uno de los ancianos, no era el de mayor edad pero, era conocido por todo el pentágono como uno de los más valientes, humilde y justo, como la duda apareció en su red de pensamiento, levantó la mano para dar una señal a todos, "hay que observar, no ataquen...", el resto asintió con la cabeza, puesto que habían llegado a la misma conclusión, solo hubo un disconforme, quien mantuvo activo el conjuro de nivel bajo, [explosión], su mirada estaba centrada en el joven, odio era lo que reflejaban esos ojos café oscuros, aunque por la capucha blanca que cubría parte su rostro nadie pudo notarlo.


El joven cayó al suelo de repente, pequeñas gotas de lágrimas empezaron a formarse en los bordes de sus ojos mientras observaba su entrepierna, lo que pasaba por la cabeza de María era un laberinto que ni ella misma entendía, muy aparte del hecho de no saber dónde se encontraba ni quienes eran esos ancianos que la observaban, era el raro aspecto de su cuerpo, lo que debía estar no estaba, y en donde no había nada ahora hay, como todo señorita de 16 años, pura y casta, solo conocía el físico de un chico por los libros de texto, jamás en su vida había visto un miembro reproductor masculino... además, que estaba tan cerca, más bien era su propio cuerpo, así que, 'eso' sería suyo, un sinfín de teorías y preguntas desbordaron su mente, la simple chica que no pensaba mucho en las cosas llegó a un estado en la que su cabeza se cruzó, ya no podía pensar en nada.


--- ¡Justo ahora, por mis propias manos, morirás demonio!


--- ¡Detente!


Una vez vio al desprotegido joven, en un estado en el que no pudiera repeler el hechizo, el anciano que había mantenido activo su hechizo explosivo, levantó su brazo derecho, estiró sus dedos lo más que pudo, la palma siempre apuntando hacia el joven, entonces rugió mientras decía el final del encantamiento.


--- ¡Hechizo explosivo---Granada!


Al terminar apareció un círculo mágico color rojizo, los signos dentro de la circunferencia eran diferentes al de 'invocación', cuando estos cambiaron de posición, del medio del círculo mágico apareció un 'objeto' que fue lanzado a una velocidad que un soldado promedio podría esquivar, pero el joven, al estar en estado de shock, por las múltiples preguntas que se le acumularon, no lo notó hasta que vio algo caer cerca de él, la explosión ocurrió justo después.


El cuerpo del joven chocó contra la pared de piedras angulares, cayó al suelo haciendo un sonido seco, no murió pero tenía múltiples heridas, la razón por la que sobrevivió era porque uno de los ancianos, que tenía la única habilidad de acortar los hechizos, conjuro una barrera alrededor del joven en el último momento, aunque por la insuficiencia de magia en su cuerpo, no fue lo suficiente, la barrera se rompió y los últimos fragmentos de la explosión hirieron al joven.


Un dolor insoportable recorría el cuerpo del joven, llevándolo a la necesidad de apretar los dientes con tal fuerza que casi pudieran romperse, María vio las quemaduras en su brazo y pierna derecha, la sangre se filtraba por las heridas hechas por los fragmentos de metal que penetraron su piel y carne, jamás había pasado por algo tan intenso, hasta las patadas de aquellas delincuentes serían carisias, su corazón latió con tal fuerza que era audible para ella, su respiración se hizo pesada y a los pocos segundo quedó inconsciente, sin saber lo que ocurría.


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